sábado, 23 de septiembre de 2017


VANGUARDISMO LATINOAMERICANO 
El vanguardismo latinoamericano corresponde al período de vanguardismo literario vivido en América Latina entre fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, como respuesta artística a un período de importantes cambios sociales, enmarcados por eventos como la Primera Guerra Mundial (1914–1918), la Guerra Civil Española (1936–1939) y la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Se desarrolló fuertemente sobre todo a comienzos del siglo XX.
Este período también es considerado como el posmodernismo hispanoamericano, debido a que surgió como respuesta al modernismo hasta entonces imperante.​ A este período artístico pertenecen diversas corrientes poéticas, entre las que destacan el simplismo del peruano Alberto Hidalgo, el creacionismo del chileno Vicente Huidobro, el estridentismo del mexicano Manuel Maples Arce, el ultraísmo del argentino Jorge Luis Borges, y el nadaísmo del colombiano Gonzalo Arango.
LOS FUNDADORES DE LOS MOVIMENTOS VANGUARDISTAS
El vanguardismo, o avant-garde en francés,​ se refiere a las personas o a las obras experimentales e innovadoras, en particular en lo que respecta al arte, la cultura, la política, la filosofía y la literatura.
Representa un empuje de los límites de lo que se acepta como la norma o statu quo, sobre todo en el ámbito cultural. La noción de la existencia del vanguardismo es considerado por algunos como una característica del modernismo, a diferencia de la posmodernidad. Muchos artistas se han alineado con el movimiento avant-garde y aún continúan haciéndolo, trazando una historia a partir del dadaísmo pasando por los situacionistas hasta artistas posmodernos como los Poetas del Lenguaje alrededor de 1981.
El término también se refiere a la promoción de reformas sociales radicales. Fue este sentido el que fue evocado por el adherente a Saint-Simon, Olinde Rodrigues, en su ensayo "L'artiste, le savant et l'industriel" ("El artista, el científico y el industrial", 1825), que contiene el primer uso registrado de "avant-garde" en su sentido ahora habitual: allí, Rodrigues pide a los artistas "servir como el vanguardismo [de la gente]", insistiendo en que "el poder de las artes es, de hecho, la forma más inmediata y rápida" para la reforma social, política y económica.
Estos movimientos artísticos renovadores, en general dogmáticos, se produjeron en Europa en las primeras décadas del siglo XX; desde donde se extendieron al resto de los continentes, principalmente hacia América, en donde se enfrentaron al modernismo.
La característica primordial del vanguardismo es la libertad de expresión, que se manifiesta alterando la estructura de las obras, abordando temas tabú y desordenando los parámetros creativos. En poesía se rompe con la métrica y cobran protagonismo aspectos antes irrelevantes, como la tipografía
Desde el punto de vista histórico, el primer tercio del siglo XX se caracterizó por grandes tensiones y enfrentamientos entre las potencias europeas. Por su parte, la Primera Guerra Mundial (entre 1914 y 1918) y la Revolución Soviética (en octubre de 1917) fomentaron las esperanzas en un régimen económico diferente para el proletariado.
El vuelo de los hermanos Wright.
Tras los años 1920, época de desarrollo y prosperidad económica conocida como los años locos, vendría el gran desastre de la bolsa de Wall Street (1929) y volvería una época de recesión y conflictos que, unidos a las difíciles condiciones impuestas a los vencidos de la Gran Guerra, provocarían la gestación de los sistemas totalitarios (fascismo y nazismo) que conducirán a la Segunda Guerra Mundial.
Desde el punto de vista cultural, fue una época dominada por las transformaciones y el progreso científico y tecnológico: la aparición del automóvil y del avión, el cinematógrafo, el gramófono, etc. El principal valor fue, pues, el de la modernidad o sustitución de lo viejo y caduco por lo nuevo, original y mediado tecnológicamente.
Por su parte, en el ámbito literario era precisa una profunda renovación. De esta voluntad de ruptura con lo anterior, de lucha contra el sentimentalismo, de la exaltación del inconsciente, de lo racional, de la libertad, de la pasión y del individualismo nacerían las vanguardias en las primeras décadas del siglo XX.
Muchos artistas de este periodo participaron en la Primera Guerra Mundial.
Europa vivía, al momento de surgir las vanguardias artísticas, una profunda crisis. Crisis que desencadenó la Primera Guerra Mundial, y luego, en la evidencia de los límites del sistema capitalista. Si bien hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del capitalismo, como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los límites de un modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores de cambio frente al individuo.
Resultado de esto fue la chutara intelectual, la pobreza y el encastillamiento artístico contra los que reaccionaron en 1905: Pablo Picasso y Georges Braque con sus exposiciones cubistas, y el futurismo que, en 1909, deslumbrado por los avances de la modernidad científica y tecnológica, lanzó su primer manifiesto de apuesta al futuro y rechazo a todo lo anterior.
Así se dieron los primeros pasos de la vanguardia, aunque el momento de explosión definitiva coincidió, lógicamente, con la Primera Guerra Mundial, con la conciencia del absurdo sacrificio que esta significaba, y con la promesa de una vida diferente alentada por el triunfo de la revolución socialista en Rusia.
En 1916, en Zúrich (territorio neutral durante la guerra), Hugo Ball, poeta alemán, decidió fundar el Cabaret Voltaire. Esta acta de fundación del dadaísmo, explosión nihilista, proponía el rechazo total.
  • LAS CARACTERISTICAS PRINCIPALES DE CADA UNO.
Una de las características visibles de las vanguardias fue la actitud provocadora. Se publicaron manifiestos en los que se atacaba todo lo producido anteriormente, que se desechaba por desfasado, al mismo tiempo que se reivindicaba lo original, lo lúdico, desafiando los modelos y valores existentes hasta el momento.
Surgen diferentes ismos (futurismo, dadaísmo, cubismo, constructivismo, ultraísmo, surrealismo, suprematismo, rayonismo, etc.), diversas corrientes vanguardistas con diferentes fundamentos estéticos, aunque con denominadores comunes:
  • La lucha contra las tradiciones, procurando el ejercicio de la libertad individual y la innovación;
  • Audacia y libertad de la forma.
  • El carácter experimental y la rapidez con que se suceden las propuestas, unas tras otras.
En la pintura ocurriría una huida del arte figurativo en favor del arte abstracto, suprimiendo la personificación. Se expresaría la agresividad y la violencia, violentando las formas y utilizando colores estridentes. Surgieron diseños geométricos y la visión simultánea de varias configuraciones de un objeto.
Portada de la primera edición del Ulises de James Joyce.
En la literatura, y concretamente en la poesía, el texto se realizaría a partir de la simultaneidad y la yuxtaposición de imágenes. Se rompió tanto con la estrofa, la puntuación, la métrica de los versos como con la sintaxis, alterando por completo la estructura tradicional de las composiciones (por ejemplo, en el Finnegans Wake o en el final del Ulises de James Joyce). Surgió el caligrama o poema escrito de modo tal que formara imágenes, con el objetivo de acabar con la tóxica sucesividad del hecho escrito o leído.
  • El poeta/artista/arquitecto vanguardista no estaba conforme. Como el pasado no le servía, tenía que buscar un arte que respondiera a esta novedad interna que el individuo estaba viviendo, apoyándose en la novedad original que lleva dentro.
  • Tenían que abandonarse los temas viejos, carentes de sentido y sin respuestas para el individuo nuevo.
  • En algunos movimientos había una tendencia a hacer plástica en la coloración de las palabras.
  • En la poesía se jugaba constantemente con el símbolo.
  • Las reglas tradicionales de la versificación necesitaban una mayor libertad para expresar adecuadamente su mundo interior.
  • Reaccionaba contra el modernismo y contra los imitadores de los maestros de esta corriente; una conciencia social los llevaba a tomar posiciones frente al individuo y su destino.
  • Nuevos temas, lenguaje poético, revolución formal, desaparición de la anécdota, propuesta de temas como el anti-patriotismo.
  • El punto de vista del narrador comenzaba a ser múltiple.
  • Un vínculo estrecho entre el ambiente y los gustos del personaje.
  • Comenzaba a profundizarse en el mundo interior de los personajes, presentados a través de sus más escondidos estados del alma.
  • No era el tiempo cronológico el que tenía importancia, sino el tiempo anímico, y comenzó a tomarse en cuenta el aspecto de presentación, pues se limitaba a sugerir para que el lector complete; el autor comenzó a exigir presencia de un lector atento que fuese desentrañando los hechos presentados y fuese armando inteligentemente las piezas de la novela de nuestro tiempo. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario