miércoles, 26 de julio de 2017

·         MODO ESCLAVISTA DE PRODUCCIÓN
El modo de producción esclavista es uno de los modos de producción que Marx definió como estados de la evolución de la historia económica definidos por un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas y una forma particular de relaciones de producción.
El modo de producción esclavista es propio de un nivel de desarrollo de las fuerzas productivas netamente preindustrial. El capital es escaso, no habiendo incentivos para la inversión aunque se amasen inmensas fortunas (se acumulan objetos de lujo, propiedades inmuebles y esclavos, no interesando los bienes de producción como maquinaria); las técnicas son muy rudimentarias y tradicionales, no habiendo incentivo para mejora aunque pueda haber un espectacular desarrollo intelectual precientífico (la filosofía clásica). Tierra y trabajo son las fuerzas productivas fundamentales.
En el modo de producción esclavista, la fuerza de trabajo está sometida a esclavitud, es decir: no es propiedad de los trabajadores que por tanto no tienen que ser retribuidos (los proletariados del modo de producción capitalista poseen al menos su fuerza de trabajo y han de ser retribuidos con el salario). La reproducción de la fuerza de trabajo queda así como responsabilidad del propietario del esclavo, que por su propio interés alimenta e incluso incentiva a la reproducción biológica de sus esclavos (a diferencia de los esclavos, los proletarios han de encargarse de ello por sí mismos con la retribución salarial que reciben por su trabajo). En el modo de producción esclavista, las relaciones sociales están basadas en la propiedad y el derecho, que convierten a unas personas en libres y otras en esclavas (en el modo de producción feudal, la propiedad y el derecho, más bien derechos y privilegios en plural, son términos confusos que señores y siervos comparten). El interés en la mejora de la producción corresponde únicamente al propietario, pues el esclavo no se beneficia ni se perjudica directamente por una mejor o peor cosecha (en el modo de producción feudal ese interés corresponde al siervo y en el capitalista al empresario capitalista).
Si eso parece estar en contradicción con la existencia de esclavos hasta el siglo XIX en los Estados del sur de los EE. UU., por poner un ejemplo muy conocido, se debe dejar claro, por un lado, que no hay que confundir modo de producción esclavista con esclavitud, que es tan antigua como la historia y continuó existiendo en todo el mundo después de que el esclavismo1​ fuera el modo de producción dominante, sobreviviendo hasta que el movimiento abolicionista la consideró una situación socialmente inaceptable. Aún hoy en día reaparece en algunos lugares de África[cita requerida]. Por otro lado, hay que dejar claro que distintos modos de producción pueden (de hecho, suelen) coexistir al mismo tiempo combinándose en una formación económico social concreta.

Historia del modo de producción esclavista

El modo de producción esclavista fue el componente esencial de la formación económico social de la civilización greco-romana y lo que le proporcionó la base tanto de su éxito como de su crisis. La historiografíamaterialista insiste en la originalidad de ese hecho y su trascendencia (Perry Anderson).
La esclavitud ya había existido en formas diferentes en las civilizaciones del antiguo Oriente, pero siempre había sido una condición jurídicamente impura, que con frecuencia tomaba la forma de servidumbre por deudas o de trabajo forzado, entre otros tipos mixtos de servidumbre, y formando sólo una categoría muy reducida en un continuo de dependencia y falta de libertad que llegaba hasta muy arriba en la escala social. La esclavitud nunca fue el tipo predominante de extracción de excedente, sino un fenómeno que existía al margen de la principal mano de obra rural. Los imperios fluviales (MesopotamiaEgipto), basados en una agricultura intensiva y de regadío que contrasta con el cultivo de secano de la civilización mediterránea grecorromana, no fueron economías esclavistas, y sus sistemas legales carecían de una concepción estrictamente definida de la propiedad de bienes muebles.
Las grandes épocas clásicas: Grecia en los siglos V y IV a. C. y Roma desde el II a. C. hasta el II d. C. fueron aquellas en las que la esclavitud fue masiva y general entre los otros sistemas de trabajo. La decadencia de la esclavitud, en el Helenismo o en la Roma de la crisis del siglo III, significó la decadencia de ambas culturas urbanas. El predominio de la ciudad sobre el campo se invierte cuando el modo de producción esclavista es sustituido por el modo de producción feudal.

  


·         MODO FEUDAL DE PRODUCCIÓN
Feudalismo es la denominación del sistema político predominante en la Europa Occidental de los siglos centrales de la Edad Media (entre los siglos IX al XV, aunque no hay acuerdo entre los historiadores sobre su comienzo y su duración, y esta varía según la región),1​ y en la Europa Oriental durante la Edad Moderna, caracterizado por la descentralización del poder político; al basarse en la difusión del poder desde la cúspide (donde en teoría se encontraban el emperador o los reyes) hacia la base donde el poder local se ejercía de forma efectiva con gran autonomía o independencia por una aristocracia, llamada nobleza, cuyos títulos derivaban de gobernadores del imperio carolingio(duquesmarquesescondes) o tenían otro origen (baronescaballeros, etc.).
El término «feudalismo» también se utiliza historiográficamente para denominar las formaciones sociales históricas caracterizadas por el modo de producción que el materialismo histórico (la historiografía marxista) denomina feudal.2
Como formación económico-social, el feudalismo se inició en la Antigüedad tardía con la transición del modo de producción esclavista al feudal; a partir de la crisis del siglo III y sobre todo con la disolución del Imperio romano de Occidente (siglo V) y la formación de los reinos germánicos y el Imperio carolingio (siglos VIII y IX).
Fundamentado en distintas tradiciones jurídicas (tanto del derecho romano como del derecho germánico –relaciones de clientela, séquito y vasallaje–), el feudalismo respondió a la inseguridad e inestabilidad de la época de las invasiones que se fueron sucediendo durante siglos (pueblos germánicoseslavosmagiaresmusulmanesvikingos). Ante la incapacidad de las instituciones estatales, muy lejanas, la única seguridad provenía de las autoridades locales, nobles laicos o eclesiásticos, que controlaban castillos o monasterios fortificados en entornos rurales, convertidos en los nuevos centros de poder ante la decadencia de las ciudades.
Desde el punto de vista institucionalista, el feudalismo fue el conjunto de instituciones creadas en torno a una relación muy específica: la que se establecía entre un hombre libre (el vasallo), que recibía la concesión de un bien (el feudo) por parte de otro hombre libre (el señor), ante el que se encomendaba en una ceremonia codificada (el homenaje) que representaba el establecimiento de un contrato sinalagmático (de obligaciones recíprocas).3​ Esta serie de obligaciones recíprocas, militares y legales, establecidas entre la nobleza guerrera; giraba en torno a tres conceptos clave: señor, vasallo y feudo. Entre señor y vasallo se establecían las relaciones de vasallaje, esencialmente políticas. En el feudo, entendido como unidad socio-económica o de producción, se establecían relaciones de muy distinta naturaleza, entre el señor y los siervos; que desde la historiografía marxista se explican como resultado de una coerción extraeconómica por la que el señor extraía el excedente productivo al campesino. La forma más evidente de renta feudalera la realización por los siervos de prestaciones de trabajo (corveas o sernas); con lo que el espacio físico del feudo se dividía entre la reserva señorial o reserva dominical(donde se concentraba la producción del excedente) y los mansos (donde se concentraba la producción imprescindible para la reproducción de la fuerza de trabajo campesina). En otras formas, los siervos se obligaban a distintos tipos de pago; como una parte de la cosecha o un pago fijo, que podía realizarse en especie o en moneda (forma poco usual hasta el final de la Edad Media, dado que en siglos anteriores la circulación monetaria, y de hecho todo tipo de intercambios, se reducían al mínimo), a los que se añadían todo tipo de derechos y monopolios señoriales.
 


·         MODO CAPITALISTA DE PRODUCCIÓN 

MODO CAPITALISTA DE PRODUCCIÓN: modo de producción de los bienes materiales basado en la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción y en la explotación del trabajo asalariado. El régimen capitalista sustituyó al modo feudal de producción (ver). Constituye una organización social dividida en dos clases fundamentales, cuyos intereses son diametralmente opuestos: la clase de los capitalistas, propietarios de los medios de producción, y la clase de los proletarios, carentes de propiedad y de medios de subsistencia, por lo que, ante la amenaza del hambre, se ven obligados a vender constantemente su fuerza de trabajo a los capitalistas. El capitalismo es la ultima formación económico-social basada en la propiedad privada y en la explotación del hombre por el hombre. Su ley económica cardinal, su hierra motriz y su principal estimulo radican en la producción y en la apropiación de la plusvalía, que tiene como fuente el trabajo no retribuido de los obreros asalariados. En comparación con el feudalismo, el modo capitalista de producción es más progresivo, pues ha elevado a un nivel superior el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad, ha aumentado sensiblemente la productividad del trabajo social, ha llevado a cabo en proporciones inmensas la socialización del trabajo y de la producción, ha incrementado en gran medida el volumen de la producción y ha elevado su nivel técnico. Después de desarrollar hasta dimensiones antes nunca vistas las fuerzas productivas sociales, el régimen capitalista, en virtud de las contradicciones internas antagónicas que le son inherentes, de sus vicios y lacras, ha condenado a una gran parte da la sociedad, a los trabajadores, a la ruina y a la miseria, pues son fundamentalmente los capitalistas quienes se apropian de todos los beneficios que origina el incremente de la producción social. La economía capitalista se halla regulada por leyes económicas espontáneas, se desarrolla de manera anárquica, se ve alterada por las crisis económicas de superproducción (ver); en su afán de ganancias los capitalistas sostienen entre si una enconada lucha competitiva. El crecimiento de la concentración y de la centralización del capital hace que éste se socialice, que en un polo se acumulen las riquezas, y en otro empeore la situación del proletariado y se arruinen los pequeños productores. La contradicción fundamental del modo capitalista de producción es la que se da entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación. Al reunir en las fábricas a millones de obreros, al socializar el proceso del trabajo -se dice en el Programe del P.C.U.S.-, el capitalismo confiere a la producción un carácter social, pero de los resultados del trabajo se apropian los capitalistas. Esta contradicción principal del capitalismo -la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación- se manifiesta en la anarquía de la producción, hace que la demanda solvente de la sociedad quede rezagada de la ampliación de la producción y conduce periódicamente a destructoras crisis económicas. A su vez las crisis y los períodos de estancamiento industrial arruinan todavía más a los pequeños productores, aumentan la dependencia en que el trabajo asalariado se encuentra del capital, conducen aun más rápidamente a la depauperación relativa, y a veces absoluta, de la clase obrera". Durante las crisis económicas, tiene lugar una destrucción en masa de las fuerzas productivas, se debilite la fuerza productiva fundamental de la sociedad: los trabajadores, se incrementa en grandes proporciones la desocupación, masas enormes de personas son arrancadas del trabajo productivo, una gran parte de las instalaciones de las empresas capitalistas quedan sin utilizar, no funcionan, y a veces son objeto de destrucción física. A medida que el capitalismo se va desarrollando, se eleva el prado de explotación de la clase obrera, se agudizan todas las contradicciones del modo capitalista de producción, se intensifica y se hace cada vez más enconada la lucha de clases. Estas contradicciones se ahondan y adquieren singular agudeza al transformarse el capitalismo en imperialismo (ver), sobre todo en el período de la crisis general del capitalismo (ver). El dominio del capital monopolista en la economía y en la política de los países capitalistas agudiza hasta limites extremos los conflictos de clase y económicos del régimen capitalista. La tendencia a la descomposición y el parasitismo, la creciente desigualdad en el desarrollo económico y político de los países capitalistas en la época del imperialismo y de la crisis general del sistema capitalista de economía, debilitan aun más las bases del modo capitalista de producción. El capitalismo no está en condiciones de dominar las fuerzas productivas creadas por él mismo, que han rebasado las relaciones capitalistas de producción, las cuales se han convertido en grilletes para el libre crecimiento ulterior de aquéllas. Históricamente, el capitalismo moderno ha dado ya de si cuanto podía dar y ha de ser sustituido por un régimen más progresivo: el socialista. En las entrañas de la sociedad burguesa, en el proceso del desarrollo de la producción capitalista se crean las premisas materiales objetivas para pasar al socialismo. Bajo el capitalismo, crece, se cohesiona y se organiza la clase obrera que, en alianza con los campesinos y al frente de todos los trabajadores, constituye una poderosa fuerza social capaz de derrocar al caduco régimen capitalista y sustituirlo por el socialismo. Por primera vez en la historia de la humanidad, el régimen capitalista de producción fue destruido en Rusia gracias a la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre, bajo la dirección del Partido Comunista. A consecuencia de las revoluciones socialistas de varios países -que comprenden más de un tercio de la población del globo terráqueo y una cuarta parte de su territorio- el capitalismo ha dejado de ser un sistema económico extendido por todo el orbe. "La liquidación del régimen capitalista en un numeroso grupo de países, el desarrollo y reforzamiento del sistema socialista mundial, la desintegración del sistema colonial y el hundimiento de los viejos imperios, el desplome -iniciado ya- de la estructura económica colonial de los países liberados, la ampliación de los lazos económicos entre estos países y el mundo del socialismo, todo ello ahonda la crisis de la economía capitalista mundial" (Programa del P.C.U.S.). Bajo el influjo de los enormes éxitos económicos de los países socialistas-plena demostración de las ventajas decisivas del socialismo frente al capitalismo-, bajo los golpes del movimiento obrero en los países capitalistas y de la lucha de liberación nacional de los pueblos oprimidos, el capitalismo será barrido para siempre.
MODO SOCIALISTA DE PRODUCCIÓN
El socialismo es un sistema de producción post-mercantil, lo que significa que la producción se orienta al valor de uso (para satisfacer directamente las necesidades humanas, o las demandas económicas) en lugar de producir exclusivamente para generar un beneficio (para maximizar el valor de cambio). La etapa en que la acumulación era viable y eficaz se vuelve insuficiente en la etapa socialista de desarrollo económico y social, llevando a la situación donde la producción se lleva a cabo independientemente de la acumulación de capital de una manera supuestamente planificada. "Planificación" ha sido interpretada como una planificación descentralizada, participativa y basada en la democracia en el puesto de trabajo o como una planificación centralizada.
En contraste con el capitalismo, que se basa en las fuerzas de mercado coercitivas para obligar a los capitalistas a producir valores de uso como un subproducto de la búsqueda del beneficio, la producción socialista se basa en la planificación racional de los valores de uso y decisiones coordinadas de inversión para alcanzar los objetivos económicos.4​ Según esta teoría, gracias a esta planificación, las Fluctuaciones cíclicas, que según la teoría marxista son inherentes a la economía de mercado capitalista, no estarán presente en una economía socialista. El valor de un bien en el socialismo es su utilidad física en lugar de su trabajo incorporado, costo de producción y valor de cambio como en un sistema capitalista.
La etapa final del socialismo, denominada "comunismo puro" en la "Critica del programa de Gotha", se basa en el modelo productivo socialista, pero se diferencia del socialismo propio de la etapa inicial en aspectos fundamentales; mientras socialismo implica propiedad pública (del aparato del estado) o cooperativa (de agrupaciones de trabajadores) de los medios de producción, el comunismo se basaría en propiedad común de los medios de producción. Las diferencias de clase basadas en la propiedad del capital desaparecían, junto con la necesidad de estado. La producción automatizada garantiza una superabundancia de bienes y servicios, y esta permite que los bienes se distribuyan en función de la necesidad y no según criterios de mérito.

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